miércoles, octubre 19, 2005

Gobierno y participación de los vecinos

Montevideo es el más pequeño de nuestros diecinueve departamentos, sin embargo, concentra casi el 50% de la población total del país, así como la mayor parte de su producción industrial. Descentralizar y darle participación a la ciudadanía en el gobierno municipal de este departamento, ha sido y es un enorme desafío, ya que acercar cada vez más nuestra gestión a las necesidades y expectativas de los vecinos, supone integrar el conjunto de peculiaridades que caracterizan a las distintas zonas de la ciudad.

Cuando accedimos por primera vez al gobierno, en 1989, no existían antecedentes en esta materia en nuestro departamento, ni siquiera intentos descentralizadores, más allá de que constituyera lugar común en todos los discursos preelectorales, que los distintos sectores plantearon con distinta óptica y contenidos.

La propuesta frenteamplista basó sus fundamentos de descentralización territorial apuntando a lograr una democratización de la gestión y el gobierno a través de la participación de la sociedad en su conjunto, que elevara la eficiencia gubernamental eliminando paulatinamente la gran burocracia. Esto sin duda acerca a las autoridades al vecino común que veía a la IMM totalmente alejada de la realidad de la población.

Para ello se regionalizó y dividió administrativamente al departamento en 18 zonas que comprenden los sesenta y cuatro barrios del área urbana, sub-urbana y rural. En cada una de esas 18 zonas se instaló un Centro Comunal Zonal que tiene a partir de ese momento responsabilidades de servicio y responsabilidades administrativas. Aquí comienza desarrollándose el vínculo entre autoridades y organizaciones sociales de las zonas.

La experiencia ha demostrado que la descentralización es una tarea compleja, que contempla fundamentalmente tres dimensiones: 1) administrativa, 2) política, 3) social

1) Se basa en el Centro Comunal Zonal (CCZ), que se subordina a la Junta Local que es el órgano político. El CCZ es el ejecutor de la gestión comunal en la zona.

2) El gobierno departamental traslada a la Junta Local de cada zona la potestad del mando. La Junta Local es un órgano político con representación de los distintos sectores políticos.

3) La creación de los Consejos Vecinales ha sido, y es, la representación de los intereses e inquietudes barriales ante las autoridades establecidas, reconocidos por la normativa departamental.

Tenemos entonces un proceso de descentralización que se va afirmando por un trabajo concertado entre las autoridades y la participación social pero que requiere de permanentes adaptaciones. El grado de participación de la sociedad, si bien es difícil de medir, ha sido variable. Desde pedidos puntuales hasta llegar a propuestas y planificación como el camino correcto hacia un presupuesto participativo. Es decir una transformación gradual en una IMM que históricamente funcionó con otros valores.

El seguimiento y control directo por parte de la población de los compromisos asumidos en esa gestión concertada hace que los ciudadanos se sientan involucrados.

Aquí es, a nuestro juicio, que importa la forma en que se gobierna; si se gobierna de cara a la población seguramente que los errores se han de poder analizar y explicar con una autoridad moral que de otra forma no es viable desde el punto de vista ético.

Aquí aprendemos todos día a día y no tenemos duda de los logros obtenidos en estos quince años de gobierno progresista, pero a su vez, creemos que es prioritario ajustar este acercamiento entre autoridades y vecinos, educando en ambas direcciones.

Apuntamos a estimular a fondo la participación de los vecinos, en una forma dejada un poco de lado últimamente, que es la de ir a todos los barrios y hogares de quienes sientan que su participación junto a la nuestra, constituye una herramienta genuina para trabajar construyendo. Construir por la gente, para la gente, pero fundamentalmente con la gente. Si alcanzamos un mejor nivel de participación de la ciudadanía, sin duda mejoraremos la calidad del gobierno tanto departamental como nacional; ese es nuestro desafío: GOBERNAR CON LA GENTE.

Si apuntamos a la real participación debemos tener propuestas que sean profundamente sentidas por la población en su conjunto y por ello hemos priorizado algunos temas por sobre otros, aún sin desconocer éstos últimos. Es así que siguiendo ese criterio, nuestra fuerza política entiende que se debe trabajar a fondo en la descentralización, para superarnos y hacer que aquello que aún no hemos podido realizar, pueda materializarse, con el concurso fundamental, de aquellos que son los destinatarios y los verdaderos actores de este proceso.

El estímulo a la participación pasa a ser, a nuestro juicio, el desafío principal. Vamos a intentar, colectivamente, construir una nueva actitud que permita pasar de reclamar a crear, de la demanda a la propuesta. En ese ejercicio, el papel del ciudadano se dignifica y jerarquiza, pues participar, no sólo constituye aprendizaje, sino también, información, reflexión y decisión, es elevar sustancialmente la mira, para comprender mejor, las necesidades, la complejidad de la realidad y las posibilidades de la gestión de gobierno. Y a ello podemos agregarle, la capacitación permanente de los actores sociales junto a la de los propios gobernantes, la concertación y cooperación público-privada, que seguramente deberá disolver todo dogmatismo o prejuicio ideológico, para poder desarrollar un criterio práctico y eficaz de realizaciones colectivas.

Es por esto y por mucho más, que apoyamos plenamente la preparación y realización de los foros zonales en todo Montevideo, así como el Foro Departamental. Para hacer realidad nuestra voluntad de gobierno, de compartir el poder llevando a los hechos nuestra gran apuesta política para este nuevo período: desarrollar un gobierno departamental fuertemente arraigado en los barrios, compartiendo una forma distinta de gobernar.
• JORGE SARTORI

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