miércoles, agosto 13, 2008

La centenaria escuela N°157 de Villa García recibe hoy la laptop 100.000






Villa García. El Presidente de la República la entregará al niño más pequeño de primer año
Hoy se entregará la computadora número 100.000 del Plan Ceibal. El acto será a las 10.30 en la Escuela 157 de Villa García. De esta forma, Montevideo comienza su experiencia piloto del revolucionario plan que el próximo año llegará a más de 400.000 niños de las escuelas públicas.
Futuro que alumbra. El Plan Ceibal llega hoy a Montevideo, con la laptop 100.000.
Todos felices. La Escuela 157 es un símbolo de trabajo comunitario en Villa García.
Los viejos e históricos bancos varelianos esperan un pronto partir. Como estacionados uno atrás del otro en el corredor, y ya sustituidos por mesas cuadradas para el trabajo colectivo, se hacen compañía con el algo despintado piano.
Una cartelera describe los cuidados que deben tener los niños con las computadoras y cómo los padres pueden ayudarlos a navegar por Internet. Es que pronto algo cambiará en la Escuela 157 de Villa García.
Un niño de primer año, el más pequeño en edad de toda la escuela, recibirá a media mañana de hoy la computadora número 100.000 del Plan Ceibal. La entrega la realizará el presidente de la República, Tabaré Vázquez. A partir de allí comenzará a funcionar en la capital del país el exitoso plan que ya completó siete departamentos, otorgando una computadora a cada niño y a su maestro para que trabajen tanto en la clase como en casa.
"No pienso decirte quién es el niño", contesta el subdirector de la escuela 157, Juan Morales, antes de que le preguntemos el nombre del alumno que será parte de la ceremonia de hoy.

Aprendiendo a escribir
Gabriel (7) mira con timidez y algo de picardía por encima de la laptop verde. De sonrisa de pocos dientes, y una moña que se aqueja de varias vueltas al nudo, mordiscos, rayones verdes y un sinfín de desatadas, intenta aprender a escribir su nombre en la máquina. Su túnica es una impecable tela blanca salpicada de juegos.
Daniela Nola, maestra de educación especial efectiva en la mañana, pero que cubre una suplencia en la tarde, prestó su propia laptop del Plan Ceibal para que los niños se vayan familiarizando con ella. El caso de Gabriel, previo al recreo de las 15.15, era algo particular. El haberle pegado a un compañero le valió una visita educativa a la sala de maestros. Gabriel lucha entre la confusión de la "efe" y la "e". "No Gabi, la 'efe' es la que le falta una patita, la 'e' es la que tiene las tres patitas", le explica con paciencia Gabriela.
Esta es la historia de Gabriel, Gabriela y 1.300 niños más, de toda una comunidad y en definitiva de todo un país. El Plan Ceibal llegará hoy a Villa García, para probar qué es lo que sucederá de aquí en adelante con uno de los cambios más revolucionarios en nuestra educación.

Aprontes de último momento
Villa García es una zona de chacras. Sus habitantes trabajan o bien en Canelones, o se toman el 103 para llegar al Centro de Montevideo. El verde llega hasta la puerta misma de la escuela pública 157 "Treinta y Tres Orientales". El silencio de los corredores brilla por su ausencia.
Dos funcionarios de una empresa contratada culminan la conexión de los cables para terminar así la conexión inalámbrica que, según nos cuentan las maestras, no tendrá la potencia para que todos los niños se conecten a la vez, por lo que deberán organizarse entre las clases.
El subdirector es buscado por maestras, auxiliares de servicio y alumnos que esquivan el gran rollo de cable negro que atraviesa el corredor. Morales, así como el resto del equipo docente, trabajaba el viernes incansablemente para que todo quedara pronto antes de la fecha de la ceremonia oficial. Es decir hoy miércoles. "Te voy a llevar con un maestra mientras yo soluciono algunas cosas", nos dice con cara de preocupación por la espera de casi media hora en el hall de la escuela que tuvimos que aguardar.

Escuela sin violencia
En la Escuela 157 se aplica el plan Maestros Comunitarios que apoya a los niños con más dificultades en un estrecho contacto entre los maestros y la familia en su conjunto. La maestra Mónica Blanco (maestra comunitaria) dijo que con la llegada del Plan Ceibal "se han mantenido varias reuniones con los padres para estudiar el impacto que tendrán las computadoras en los hogares carenciados".
La charla con Blanco se da en el medio del recreo. Los niños corretean en el patio, mientras un grupo de cuatro alumnos venden tortas y scones en el hall interior. "Son para pagar al profesor de canto", explica uno de los pequeños. En la Escuela 157 se sabe bien que son "los conejillos de indias", tal como lo define el propio subdirector.
Lo cierto es que la escuela que recibirá hoy la laptop 100.000 del Plan Ceibal cuenta con una población de más de 1300 alumnos en dos turnos, con 40 maestros y un alto porcentaje de alumnos repetidores, que llega al 30%. "Lo que no tenemos es problema de inasistencias, salvo cuando llueve", destacó Morales. Algunos alumnos deben transitar 5 kilómetros para llegar. Los días de tormenta no se llega ni a tener 40 niños en todo el centro.
A su vez, los maestros destacan dos aspectos importantes: que es una escuela de contexto crítico y que no tiene situaciones de violencia, como otros centros. "Hemos notado que se puede ser mucho más creativo con las computadoras", explicó la maestra Daniela. La aspiración del cuerpo docente es que las computadoras sirvan como una ayuda educativa para los niños.

La promesa de Gabriel
Un liceo público se conecta con el centro escolar. Los jóvenes transitan libremente entre una institución a otra. "Esta es una escuela de puertas abiertas", dice el subdirector. Una vez que termina el recreo en la escuela, los liceales, que alguna vez fueron alumnos de la 157, única institución de primaria a 5 kilómetros a la redonda, utilizan parte del gran parque que rodea la institución.
"¿Va a salir mi foto?", preguntó Gabriel, el niño que aprendía a escribir su nombre en la computadora de la maestra mientras volvía a la clase después del recreo. "Tal vez sí", le contestamos. Luego Gabriel promete que ya no volverá a pegarle a sus compañeros. Entonces levanta su mano derecha, la abre hacia el cielo, y saluda, con su sonrisa de pocos dientes.(La República)

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