LA NOCHE MÁS MOVIDA. LOS URUGUAYOS RECUERDAN Y GASTAN MÁS QUE NUNCA
Decenas de miles de personas reeditaron una fiesta clásica.
Antinostálgicos. El Frente Amplio tuvo su propio evento en el Club Bohemios.
De gala. Maroñas tuvo ofertas variadas para que ningún público quedara fuera.Cotillón con motivos obvios de los años 70. Música disco sonando a todo lo que da. Sesentones que en otras noches habrían elegido un pub para sus salidas más osadas, pero hoy reeditan viejas épocas entre agitados pasos de baile o contemplan a los más jóvenes otra forma de nostalgia con un vaso de whisky en la mano. Veinteañeros cuyas nostalgias son más cercanas pero que no conciben la idea de permanecer un 25 de madrugada en sus casas.
Las propuestas se multiplican cada año, en lo que ya es, quizá, la fiesta más emblemática de los uruguayos, pueblo proverbialmente nostálgico.
Surgió en Zum Zum en 1978, pero con las décadas se extendió hasta tomar proporciones desusadas.
Ya ningún boliche se priva de ofertar opciones nostálgicas cada 24 de agosto, y a pesar de los altos precios, el éxito no disminuye.
Al mismo tiempo han empezado a surgir opciones que se desprenden de la fiesta primordial. Son tiempos de antinostalgia. El Frente Amplio organizó una de esas fiestas en el Club Bohemios.
ENTRE ANTINOSTALGIAS
Entre globos rojos, azules y blancos, fueron más de 3.000 las personas que apostaron a la antinostalgia en el Club Bohemios. Con las gradas colmadas y más de un veterano llenando las mesas, hasta el candidato a la Presidencia, José Mujica junto a otras figuras relevantes del Frente Amplio , formó parte del festejo.
"Somos del Frente y además somos socios del Bohemios, así que no podíamos faltar", contó Julio, mientras Aldo, que lo acompañaba, añadió: "Estamos criticando una nostalgia que fue muy negativa, por eso tenemos que pensar en el futuro y borrar esa nostalgia, la de lo que pasó en los años de dictadura".
"Nosotros vinimos a compartir con compañeros y apoyar al Frente también", subrayó Rosa. En tanto, Gabriela hizo un elogio de la nostalgia, a pesar de todo. "Elegimos especialmente este lugar pensando en encontrarnos con gente que, de pronto, no vemos hace años y que seguramente estará acá. Veníamos a Bohemios hace 30 años. Cuando tenía 15 ya bailaba acá", recordó. Después, al igual que Aldo y que otros muchos, precisó: "La antinostalgia es por otra cosa, por tiempos que no quisiéramos repetir".
EL CLÁSICO
Mientras en Bohemios la fiesta adquiría un perfil particular, en el Buceo, frente a la rambla, las clásicas carpas que se arman frente a Océano FM recordaban el viejo Zum Zum, donde la Noche de la Nostalgia surgió hace 31 años. Al ingresar, no caben dudas acerca de que es una de las fiestas más exclusivas de la ciudad. El promedio de edad es más alto que en otros lugares (aunque tampoco faltan los jóvenes), y es obligatorio entrar en pareja.
"Me encanta revivir la época de cuando era joven e iba a bailar disco en el Club Bohemios. Uno se adaptó a escuchar todo en inglés y soy fanático de esta música. Hace 20 años que vengo a la Noche de la Nostalgia original", dijo Mario, orgulloso de su elección. Y es que quienes asisten al evento sienten formar parte de algo místico.
"Lo que tiene esta fiesta es que es clásica. La cuidamos mucho. Tenemos una capacidad para 2.000 personas, pero paramos en 1.800 y está todo vendido", dijo Pablo Lecueder, creador del evento, mientras comenzaba a ingresar el público a las carpas, que contaban con pistas diferenciadas, "una de ellas con música más actual".
Lecueder relató la historia de la fiesta en Océano FM, mientras señalaba varios objetos (mesas, un sector de la barra, sillones) que, casi como trofeos de guerra de épocas añoradas, pertenecieron al viejo Zum Zum y hoy forman parte del mobiliario de la radio.
La Noche de la Nostalgia "no surgió para ganar dinero, sino para promocionar un programa: Old Hits", contó Lecueder. No esperaban esta repercusión, pero la apuesta era fuerte. "Siempre, desde el principio, fue muy cuidada.
A pesar de su éxito, se esperó un año para volver a hacerla", insistió.
Lecueder aseguró que fue "una suerte" haber elegido, al azar, la víspera del 25 de agosto, un feriado que, desde entonces, resultó inamovible.
"Hoy en día, si te dicen 'música del 24 de agosto', ya sabés qué es, y no necesitan decirte 'Noche de la Nostalgia'.
Hay una asociación muy grande.
Es que los uruguayos son nostálgicos: piensan que fútbol era el del 50, que carnavales eran los de antes y que todo tiempo pasado fue mejor. Es una fiesta tan uruguaya, que fue un éxito y los demás la copiaron", sonrió Lecueder, irónico. Al comienzo, la extensión del evento molestó a sus impulsores, pero después, cuando creció, les "entró a gustar", admitió el empresario. "Nos sentimos como descubridores, porque ese chip ya estaba en el cerebro de los uruguayos. Alguien tenía que activarlo, nada más".
Lecueder mencionó también el fenómeno de la antinostalgia como parte ya integrante de un evento con identidad.
"Es una fiesta tan uruguaya, que ahí está la contra", resumió. Negó que se trate de una fiesta para gente mayor, recordó que la creó cuando tenía 21 años y afirmó: "Será muy fiesta de la Nostalgia, pero esta noche, salimos todos a divertirnos. Esta noche, somos casi brasileros".
A CABALLO ENTRE ÉPOCAS
Lejos de allí, en Maroñas, se esperaban 10.000 personas para colmar las 12 pistas que, en el Hipódromo, integrarían "La fiesta de todos los tiempos". En la pista principal, dentro del legendario edificio, la música en inglés DJ incluido desvelaba a un público que colmaba las instalaciones.
Veteranos, pero también muchos jóvenes, lucían sus mejores ropas para un evento que rozaba lo glamoroso.
En cambio, en las pistas exteriores, lo que se escuchaban eran clásicos de la música tropical, desde "La bilirrubina" de Juan Luis Guerra hasta éxitos de las discotecas de los 90. La apuesta al marketing era evidente: en una fiesta con opciones tan amplias, no había público que quedara fuera.
Puestos de venta de chorizos, pastas, helados y cerveza hacían que, en algún sector, el megaevento tuviera reminiscencias populares que, en cambio, el fastuoso interior negaba.
El marketing se extendía a las afueras del espectáculo. Sin ir más lejos, los cuidacoches llegaban a cobrar 50 pesos, y por adelantado.
"Hoy me llevo por lo menos 2.500", comentó una de las tantas personas que hacen de la noche del 24 su negocio.
"Esta fiesta hace que muchos tengan su agosto", dijo Lecueder, y no se equivocó.
LOS MÁS JÓVENES
En las múltiples pistas armadas dentro del Velódromo municipal, los jóvenes encontraron una fiesta más barata que muchas e ingresaron masivamente. La fiesta, titulada "La noche de todos los tiempos" y organizada por la Secretaría de Juventud de la Intendencia Municipal de Montevideo, congregaría a 6.000 personas, según lo que se preveía a la una de la mañana. Poco había de intenciones nostálgicas entre los concurrentes, aunque no faltaba algún que otro veterano. "Me enteré por un amigo y vinimos todos para acá a ver cómo era. No habíamos venido nunca. Hay que salir a divertirse", dijo Nicolás, de 22 años, junto a Javier y Washington. Ese es el espíritu de gran parte de quienes eligen esta noche para atiborrar fiestas y eventos de cualquier índole. No hay club barrial que se precie de tal que no tenga su propuesta para esta fecha. Muchos uruguayos eligen la nostalgia, pero muchos otros sienten que no salir el 24 de agosto es una especie de pecado imperdonable. "¿Cómo nos vamos a quedar en casa?", preguntó Ana, de 25 años, en la carpa más concurrida del Velódromo.
Para recordar o para no ser menos que nadie, pasó otra Noche de la Nostalgia, con decenas de miles de personas en las calles y a la espera de un nuevo año en el cual, probablemente, se extienda un poco más, si es que esto es posible. A juzgar por los resultados, es algo más que una moda y tiene cuerda para rato.(La República)
Antinostálgicos. El Frente Amplio tuvo su propio evento en el Club Bohemios.
De gala. Maroñas tuvo ofertas variadas para que ningún público quedara fuera.
Cotillón con motivos obvios de los años 70. Música disco sonando a todo lo que da. Sesentones que en otras noches habrían elegido un pub para sus salidas más osadas, pero hoy reeditan viejas épocas entre agitados pasos de baile o contemplan a los más jóvenes otra forma de nostalgia con un vaso de whisky en la mano. Veinteañeros cuyas nostalgias son más cercanas pero que no conciben la idea de permanecer un 25 de madrugada en sus casas.
Las propuestas se multiplican cada año, en lo que ya es, quizá, la fiesta más emblemática de los uruguayos, pueblo proverbialmente nostálgico.
Surgió en Zum Zum en 1978, pero con las décadas se extendió hasta tomar proporciones desusadas.
Ya ningún boliche se priva de ofertar opciones nostálgicas cada 24 de agosto, y a pesar de los altos precios, el éxito no disminuye.
Al mismo tiempo han empezado a surgir opciones que se desprenden de la fiesta primordial. Son tiempos de antinostalgia. El Frente Amplio organizó una de esas fiestas en el Club Bohemios.
ENTRE ANTINOSTALGIAS
Entre globos rojos, azules y blancos, fueron más de 3.000 las personas que apostaron a la antinostalgia en el Club Bohemios. Con las gradas colmadas y más de un veterano llenando las mesas, hasta el candidato a la Presidencia, José Mujica junto a otras figuras relevantes del Frente Amplio , formó parte del festejo.
"Somos del Frente y además somos socios del Bohemios, así que no podíamos faltar", contó Julio, mientras Aldo, que lo acompañaba, añadió: "Estamos criticando una nostalgia que fue muy negativa, por eso tenemos que pensar en el futuro y borrar esa nostalgia, la de lo que pasó en los años de dictadura".
"Nosotros vinimos a compartir con compañeros y apoyar al Frente también", subrayó Rosa. En tanto, Gabriela hizo un elogio de la nostalgia, a pesar de todo. "Elegimos especialmente este lugar pensando en encontrarnos con gente que, de pronto, no vemos hace años y que seguramente estará acá. Veníamos a Bohemios hace 30 años. Cuando tenía 15 ya bailaba acá", recordó. Después, al igual que Aldo y que otros muchos, precisó: "La antinostalgia es por otra cosa, por tiempos que no quisiéramos repetir".
EL CLÁSICO
Mientras en Bohemios la fiesta adquiría un perfil particular, en el Buceo, frente a la rambla, las clásicas carpas que se arman frente a Océano FM recordaban el viejo Zum Zum, donde la Noche de la Nostalgia surgió hace 31 años. Al ingresar, no caben dudas acerca de que es una de las fiestas más exclusivas de la ciudad. El promedio de edad es más alto que en otros lugares (aunque tampoco faltan los jóvenes), y es obligatorio entrar en pareja.
"Me encanta revivir la época de cuando era joven e iba a bailar disco en el Club Bohemios. Uno se adaptó a escuchar todo en inglés y soy fanático de esta música. Hace 20 años que vengo a la Noche de la Nostalgia original", dijo Mario, orgulloso de su elección. Y es que quienes asisten al evento sienten formar parte de algo místico.
"Lo que tiene esta fiesta es que es clásica. La cuidamos mucho. Tenemos una capacidad para 2.000 personas, pero paramos en 1.800 y está todo vendido", dijo Pablo Lecueder, creador del evento, mientras comenzaba a ingresar el público a las carpas, que contaban con pistas diferenciadas, "una de ellas con música más actual".
Lecueder relató la historia de la fiesta en Océano FM, mientras señalaba varios objetos (mesas, un sector de la barra, sillones) que, casi como trofeos de guerra de épocas añoradas, pertenecieron al viejo Zum Zum y hoy forman parte del mobiliario de la radio.
La Noche de la Nostalgia "no surgió para ganar dinero, sino para promocionar un programa: Old Hits", contó Lecueder. No esperaban esta repercusión, pero la apuesta era fuerte. "Siempre, desde el principio, fue muy cuidada.
A pesar de su éxito, se esperó un año para volver a hacerla", insistió.
Lecueder aseguró que fue "una suerte" haber elegido, al azar, la víspera del 25 de agosto, un feriado que, desde entonces, resultó inamovible.
"Hoy en día, si te dicen 'música del 24 de agosto', ya sabés qué es, y no necesitan decirte 'Noche de la Nostalgia'.
Hay una asociación muy grande.
Es que los uruguayos son nostálgicos: piensan que fútbol era el del 50, que carnavales eran los de antes y que todo tiempo pasado fue mejor. Es una fiesta tan uruguaya, que fue un éxito y los demás la copiaron", sonrió Lecueder, irónico. Al comienzo, la extensión del evento molestó a sus impulsores, pero después, cuando creció, les "entró a gustar", admitió el empresario. "Nos sentimos como descubridores, porque ese chip ya estaba en el cerebro de los uruguayos. Alguien tenía que activarlo, nada más".
Lecueder mencionó también el fenómeno de la antinostalgia como parte ya integrante de un evento con identidad.
"Es una fiesta tan uruguaya, que ahí está la contra", resumió. Negó que se trate de una fiesta para gente mayor, recordó que la creó cuando tenía 21 años y afirmó: "Será muy fiesta de la Nostalgia, pero esta noche, salimos todos a divertirnos. Esta noche, somos casi brasileros".
A CABALLO ENTRE ÉPOCAS
Lejos de allí, en Maroñas, se esperaban 10.000 personas para colmar las 12 pistas que, en el Hipódromo, integrarían "La fiesta de todos los tiempos". En la pista principal, dentro del legendario edificio, la música en inglés DJ incluido desvelaba a un público que colmaba las instalaciones.
Veteranos, pero también muchos jóvenes, lucían sus mejores ropas para un evento que rozaba lo glamoroso.
En cambio, en las pistas exteriores, lo que se escuchaban eran clásicos de la música tropical, desde "La bilirrubina" de Juan Luis Guerra hasta éxitos de las discotecas de los 90. La apuesta al marketing era evidente: en una fiesta con opciones tan amplias, no había público que quedara fuera.
Puestos de venta de chorizos, pastas, helados y cerveza hacían que, en algún sector, el megaevento tuviera reminiscencias populares que, en cambio, el fastuoso interior negaba.
El marketing se extendía a las afueras del espectáculo. Sin ir más lejos, los cuidacoches llegaban a cobrar 50 pesos, y por adelantado.
"Hoy me llevo por lo menos 2.500", comentó una de las tantas personas que hacen de la noche del 24 su negocio.
"Esta fiesta hace que muchos tengan su agosto", dijo Lecueder, y no se equivocó.
LOS MÁS JÓVENES
En las múltiples pistas armadas dentro del Velódromo municipal, los jóvenes encontraron una fiesta más barata que muchas e ingresaron masivamente. La fiesta, titulada "La noche de todos los tiempos" y organizada por la Secretaría de Juventud de la Intendencia Municipal de Montevideo, congregaría a 6.000 personas, según lo que se preveía a la una de la mañana. Poco había de intenciones nostálgicas entre los concurrentes, aunque no faltaba algún que otro veterano. "Me enteré por un amigo y vinimos todos para acá a ver cómo era. No habíamos venido nunca. Hay que salir a divertirse", dijo Nicolás, de 22 años, junto a Javier y Washington. Ese es el espíritu de gran parte de quienes eligen esta noche para atiborrar fiestas y eventos de cualquier índole. No hay club barrial que se precie de tal que no tenga su propuesta para esta fecha. Muchos uruguayos eligen la nostalgia, pero muchos otros sienten que no salir el 24 de agosto es una especie de pecado imperdonable. "¿Cómo nos vamos a quedar en casa?", preguntó Ana, de 25 años, en la carpa más concurrida del Velódromo.
Para recordar o para no ser menos que nadie, pasó otra Noche de la Nostalgia, con decenas de miles de personas en las calles y a la espera de un nuevo año en el cual, probablemente, se extienda un poco más, si es que esto es posible. A juzgar por los resultados, es algo más que una moda y tiene cuerda para rato.(La República)
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